Los colores de nuestra vida, de alguna forma vienen marcados por las emociones que hemos ido viviendo.

En función de esas emociones, nuestros colores tendrán más luz o serán más oscuros, con más brillo, intensidad.... la emoción que experimentamos hará que la fuerza del color que observamos en ese momento varíe, incluso cambiando sus tonalidades. De hecho, los colores, pueden cambiarte la vida. Te vamos a dar algunas pautas:

Blanco: Transmite tranquilidad y frescura y ayuda a la concentración. Es el color asociado a la bondad, paz y nobleza.

Tonos rojizos y amarillo: El amarillo rezuma positividad y los rojizos son los grandes transmisores de emociones, por eso, juntos se equilibran y pueden formar un gran tandem.

Crema: Es el tono neutral por excelencia, que combina con cualquier otro color, dejando que muebles y accesorios de decoración en el hogar tomen protagonismo.

Verdes: Asociamos el color verde con naturaleza, con estados de tranquilidad y estabilidad, pero también está asociado con nacimientos, vida, fuerza y energía.

Azules: El azul es el color de la introspección, de la serenidad. El azul celeste o pastel puede ayudar a conciliar el sueño y el azul más intenso estimula el pensamiento.

Rosas: El color de la dulzura, crea ambientes acogedores y agradables.  Está asociado al optimismo "ver la vida de color rosa" En la cultura oriental, el Feng Shui lo asocia al amor y matrimonio.

Elige el que más te guste o se adapte a tu estado de ánimo y no olvides que el color variará en función de la intensidad lumínica, por eso es tan importante tener en cuenta la iluminación cuando queremos hacer cualquier cambio en nuestro hogar.